La llegada al Museo
María Merino Cabrera, Ordenanza de dirección, 1977-2004
Soy María Merino. Entré en el Museo del Prado en 1977 y fui la primera mujer por oposición al Cuerpo especial de Subalternos.
Desde pequeña ya nos traían en el colegio al Museo y conservo intacto el recuerdo. Entré por el salón central y vi los cuadros por primera vez, que no son los mismos que hay ahora colocados. Las meninas estaban en un cuarto aparte, al que se entraba como a oscuras y había un espejo donde se reflejaban. Después, ya pasados los años, traía a mis alumnas todos los sábados porque era gratis por la tarde y el colegio estaba muy cerca.
En mi último año como profesora, ya en el barrio de Tetúan, hubo dificultades. Trabajaba con chavales de catorce hasta dieciséis años muy problemáticos. Y estaba ya muy quemada. Como siempre me ha gustado la pintura, dibujar y esas cosas, un familiar me dijo que había oposiciones para el Prado. Me dijo “hay cinco plazas” y yo pensé “con una basta” y fue verdad, con una me bastó.
Estuve unos veintiocho años hasta que cumplí los setenta porque no me dejaron estar más. Hubiera estado hasta que no hubiera podido andar.